COMENZAMOS
Ponte en una postura cómoda. Cierra los ojitos.
Pon tu mano en la barriga y siente cómo se mueve al respirar.
Respira hondo para estar en paz por dentro.
Creo, Señor, que Tú eres la
luz del mundo. Me enseñas
a ser tu amigo, a querer a
todos, a ser generoso y a
estar con quien lo necesita.
Dame tu luz para que me
ayude a ser mejor cada día.
Que yo también sepa
ofrecérsela, con sencillez
de corazón, a los demás,
para que te conozcan y
puedan seguirte.
ORACIÓN
Padre Bueno, yo nunca ocultaré tu luz. Siempre la haré brillar.
NOS DESPEDIMOS
Madre Divina Pastora, ruega por nosotros.
San Faustino Míguez, ruega por nosotros.
Beata Victoria, ruega por nosotros.
San José de Calasanz, ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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