COMENZAMOS
Ponte en una postura cómoda. Cierra los ojitos.
Pon tu mano en la barriga y siente cómo se mueve al respirar.
Respira hondo para estar en paz por dentro.
Era por la mañana, los pájaros cantaban, el sol brillaba y Bella salía de su casa.
Entre bostezo y bostezo se dio cuenta que algo había cambiado… que ahora ella ya no era una
oruga… Y se preguntó: ¿y ahora qué soy?
Mientras se hacía esta pregunta, escuchó una voz que le decía:
- ¿Te gusta la transformación que hice en ti?
- ¿Quién es?, dijo ella mientras miraba hacia todos lados.
- Soy yo, DIOS, tu creador.
- Sí, me gusta… pero ¿ahora qué soy?
- Ahora eres una maravillosa mariposa. Mientras dormías te crecieron alas de hermosos
colores y… además ¡puedes volar!
- ¿Volar?, dijo la mariposa emocionada, mientras daba volteretas.
Y Bella, la mariposa, agradeció a Dios su transformación: de gusano se había convertido en una
hermosa mariposa que volaba de flor en flor.
Nosotros también tenemos que agradecer a Dios las transformaciones que hace en nosotros,
aunque no siempre las entendamos en el momento. Pero seguro, que al final, son maravillosas y
son por nuestro bien.
ORACIÓN
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